LAGUNILLA

Tres semanas sin siestas, pero a merecido la pena, el Tour que empezó con hambre y que etapa a etapa se iba tragando alguna que otra victima y tras la bandera blanca en los pirineos, llego la de dos etapones de los que hace ya tiempo no recuerdo, al final, un justo ganador. que aunque le han llegado a dar, hasta en el carnet de identidad, supo aguantar el tipo. Y ¿ahora que? esperar a que empiece la nuestra, mientras tanto, recuperar las horas de siesta perdida.

Es uno de esos días, que tienes ganas pero presientes que algo no va. El viento sigue por estas latitudes y como no, empezamos de cara, para no variar. El recorrido nada exigente si no fuese por la subida al puerto de Lagunilla, uffff, y como lo pase, mejor no contar, el asfalto excelente, pero las rampas siguen ahí.

La vuelta, a relevos por la 630, gracias al aire de cara, que todo hay que decirlo. Parada en el avión, refrescarse y como el que no quiere la cosa, escapada con el rubio, el grupo nos echa mano en Ventaquemada, una vez en el grupo, sigue la fiesta, pero acuso los excesos y empiezo a sentir calambres, el grupo no para, quieren echar mano a los tres que siguen delante,( Capitán, Fernando y Ventu). La compañía de Repele y Fabián, me hacen mas llevaderos estos últimos kilómetros de sufrimiento.

Al final 120 km y por poco, me comen las chicharras.

P.D.: No hay fotos

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