4 DICIEMBRE



Torrecilla desde la Corraleja

Santa Cruz es el lugar de salida de la jornada dominicana, el Rubio es el compañero de faena. A las diez ya estábamos a punto, cuando el teléfono, ¡¡¡ esperarme!!! Me lo imaginaba “Ventura” quien sino, pues nada, no queda otra que esperar. Poco más de las diez y cuarto nos ponemos en marcha, no tardamos en dejar Santa Cruz y adentrarnos en Dios Padre, Esta radiante envuelta por el rojo anaranjado de los madroños y el manto de hojas que cubre las pistas, el otoño le sienta bien……..

Sin prisas y disfrutando del entorno vamos haciendo camino hasta que el Rubio, que ya nos tiene acostumbrado, nos sorprende con un, por ahí, ¡eh! Cortafuego, estas loco, si por ahí entrena Fabian, ¡ah! bueno, si entrena por ahí, vale. El primer tramo no fue tan duro, salvo los últimos cincuenta metros, que si o si, pie a tierra. Solventado el primer tramo, un descansillo nos alivia del esfuerzo, pero ahí no iba a quedar, nos quedaba otros 200 metros agónicos para terminar de exprimir los pulmones.

Con la pua ya solventada, bajamos hacia Villanueva donde los olivares nos dan la bienvenida, aunque brevemente, ya que de nuevo el bosque nos espera. Bordeamos el cerro de la Tartamuda por su cara este, una pista en perfecto estado, nos invita a rodar y de que manera, solo un repecho de unos tres kilómetros, que a su vez nos hace cambiar de falda, nos frustra el buen ritmo que llevamos.

Aunque no estamos a mucha altura, el viento se deja notar, al fondo Torrecilla, bajamos y decidimos no llegar al pueblo. Dejamos Torrecilla a la izquierda y faldeamos una pista, que al igual que la anterior, esta perfecta, pero esta con un ligero desnivel casi inapreciable, un 3%, ocho kilómetros que nos dejara en las puertas de las Hurdes, eso si, se cobrara una víctima “Ventura” al que tuvimos que recuperarlo con una buena dosis de higos, barritas y chocolate

Con la barrigona ya llena, afrontamos la subida al alto de la Sierra, que para nada se considera dura, en la cima un majestuoso mar de olivos se vislumbra antes nuestros ojos, según Ventura, se le conoce como el Sarajevo, según la historia que nos contó, todo fue gracias a el, menuda sobredosis de azúcar lleva el jodio.

Volvemos a la cara este, pero esta vez, diferente, todo cuesta abajo hasta la EX 204, para terminar en la misma pista que al principio, pero esta vez nos dejara de nuevo, en Santa Cruz.

Por fin terminamos con el reconocimiento de lo que será la Maratón de la Prehistoria, ahora para culminarla toca enlazarla desde Montehermoso, pero eso será mañana.

Ventura, a su paso por El Milano, eso la pájara es la que llevaba

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